A pesar de que faltan algunas semanas para las vacaciones oficiales (aquí la clausura y fiesta será el 19 de julio) pero en muchas casas, el clima ha hecho que instalemos o ya tengamos acondicionadas albercas para combatir el calor. Y según las estadísticas médicas, las consultas por otitis, aumentan.
Los lugares públicos son focos de infección: piscinas públicas, playas, cenotes y parques acuáticos. Los peques suelen ser los más afectados, manifestando dolor de oído y fiebre, y dolor al masticar. Una vez que se produce la infección, dentro de las primeras 72 horas, aparecen estas molestias.
Menores y mayores pueden contraer otitis si pasan varias horas en el agua al día, pero serán más propensos si tiene piel seca o si exageran en el uso de cotonetes o introducen otros elementos en el canal auditivos.
Prevención
Luego de nadar o permanecer muchas horas en el agua, se recomiendan secar orejas y la parte externa del oído con una toalla. Una vez detectada la infección -que dura de 7 a 10 días- se debe seguir el tratamiento que el médico indique y finalizarlo. Esto, con la finalidad de que no se convierta en una otitis crónica, causando daños irreparables en la audición.
Otros tratamientos pueden incluir:
– Antibióticos por vía oral si tiene una infección en el oído medio o una infección que se disemine más allá del oído
– Corticoesteroides para reducir la picazón y la inflamación
– Analgésicos, como paracetamol (Tylenol) o ibuprofeno (Advil, Motrin)
– Gotas para el oído con vinagre (ácido acético)
Las personas con oído de nadador crónico pueden necesitar tratamientos prolongados o repetitivos. Esto para evitar complicaciones.
Colocar algo caliente contra los oídos puede reducir el dolor.
Se recomienda no acudir a piscinas públicas y de hacerlo, usar protectores auditivos para minimizar el ingreso de agua. Y ante los primeros dolores en el oído, acudir de inmediato con su profesional de confianza.
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